divendres, 22 d’abril del 2011

la importancia de saber idiomas

Un hombre fue a visitar a su amigo y vecino, un japonés que había sido víctima de un grave accidente automovilístico, a la Unidad de Curas Intensivas.

Al llegar encontró al nipón todo entubado. Un tubo por aquí, un tubo por allá… cables por todas partes.

Se quedó allí parado, en silencio, al lado de la cama del amigo de ojitos rasgados, que se hallaba sereno y reposando con todas aquellas mangueras conectadas a su frágil cuerpo.

De repente,  el japonés despierta y con los ojos casi fuera de órbita, grita:

- ¡¡¡ SAKARO AOTA NAKAMY ANYOBA, SUSHI MASHUTA!!!

Dicho esto, suspiró y pasó a mejor vida.

Las últimas palabras del amigo quedaron grabadas en la mente de nuestro protagonista.

En el funeral del japonés, el individuo en cuestión se aproximó a la madre y a la viuda y les dijo abrazándolas:

―Señora Fumiko y señora Shakita, nuestro querido Fuyiro, segundos antes de su fallecimiento, me dijo estas palabras que no consigo olvidar:

¡¡¡ SAKARO AOTA NAKAMY ANYOBA, SUSHI MASHUTA!!!

―No sé qué quieren decir, pero he pensado que quizás las reconfortarían.

La madre de Fuyiro se desmayó casi al instante, y la viuda fulminó con la mirada al vecino.

El hombre insiste:

―¿Qué quieren decir esas palabras?, señora Shakita.

La viuda lo miró con rabia y respondió:

¡¡¡ NO PISES LA MANGUERA DEL OXÍGENO, HIJO DE PUTA !!!

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