dijous, 14 d’abril del 2011

¿apostamos?

Una viejecita fue un día al banco llevando un bolso, lleno hasta los topes, de dinero en efectivo.

Al hablar con el empleado de la ventanilla, insistía en que queria hablar única y exclusivamente con el Presidente del banco para abrir una cuenta de ahorros, puesto que se trataba de mucho dinero.

Despues de mucho discutir, la llevaron ante el Presidente del banco, respetando el concepto de que el cliente tiene siempre la razón.

El Presidente del Banco preguntó a la anciana:

- ¿ Cual es la cantidad que usted desea ingresar?.

- 165.000 € - respondió la señora -  y automáticamente vacio su bolso encima de la mesa.

El Presidente, naturalmente, sintió una gran curiosidad por saber de donde habria sacado tanto dinero la viejecita y le preguntó:

- Señora, es mucho dinero para llevarlo encima, ¿ cómo lo ha conseguido ?

La viejecita contestó:

- Es simple, hago apuestas.

- ¿Apuestas? - preguntó el Presidente, - qué tipo de apuestas?

La anciana dijo:

- Bueno, todo tipo de apuestas; por ejemplo le apuesto a usted 25000 euros a que sus pelotas son cuadradas.

El Presidente soltó una carcajada y dijo:

- Esa es una apuesta estúpida.... usted, nunca podrá ganar una apuesta de ese tipo.

La viejecita lo desafió:

- Bueno, ya le dije que hago apuestas, ¿ está usted dispuesto a aceptar mi apuesta?

- Por supuesto, - respondió el Presidente - apuesto 25.000 euros a que mis pelotas no son cuadradas.

La viejecita dijo:

- De acuerdo, pero como hay mucho dinero en juego, ¿ puedo venir mañana a las 10 de la mañana con mi abogado para que nos sirva de testigo?

- Por supuesto, - dijo el Presidente - hay mucho dinero en juego.

Aquella noche el Presidente estaba muy nervioso por la apuesta, pasó largo rato mirandose las pelotas en el espejo; volviéndose hacia un lado y hacia el otro, una y otra vez. Se hizo un riguroso examen y quedó absolutamente convencido de que no había ninguna manera de poder interpretar que tenía las pelotas
cuadradas, por lo que, ganaria la apuesta.

A la mañana siguiente a las 10 en punto, la viejecita apareció con su abogado en el banco. Una vez en el despacho hizo las presentaciones pertinentes y repitió la apuesta de 25.000 euros a que las "pelotas" del Presidente eran cuadradas.

El Presidente aceptó nuevamente la apuesta y la viejecita le pidió que se bajara los pantalones para mostrar sus "pelotas".

El Presidente se bajó los pantalones y la anciana se acercó, miró el tema detenidamente y le preguntó timidamente si podía tocar. Diciendo:

- Tenga usted en cuenta que se trata de mucho dinero y debo cercionarme.

- Bien, de acuerdo, - dijo el Presidente convencido - 25.000 euros es mucho dinero y comprendo que quiera estar absolutamente segura.

La viejecita se acercó al Presidente y empezó a palpar sus bolas; en ese momento, el Presidente se dió cuenta de que el abogado estaba golpeandose la cabeza contra la pared.

El Presidente preguntó:

- Y ahora, ¿qué le pasa a su abogado?

Ella contestó:

- Nada, sólo que he apostado con él 100.000 euros a que hoy a las 10 de la mañana tendría las pelotas del Presidente de un banco en mis manos.

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